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Es un trabajo de incidencia en la práctica – con vocación pragmática; quiere pasar de la reflexión y el discurso sobre desarrollo alternativo, a la implementación y articulación de iniciativas concretas que integren múltiples actores en la construcción de una economía en la que todas las personas y organizaciones ponen y todas ganan.
América latina y el Caribe conviven con la paradoja de la crisis alimentaria puesto que a pesar de su biodiversidad y oferta alimentaría, esta no está, según la FAO (2014), al acceso de alrededor del 15.3 por ciento de la población (68.5 millones de personas). El 38,5% de los niños/as menores de 5 años de la región sufren de anemia, liderando las cifras los países de Sudamérica con 42,5%, luego el Caribe con 41,3% y Centroamérica registra 29,6%.
El acceso a los alimentos por parte de la población más empobrecida de la región requiere de esfuerzos colectivos y pragmáticos que lleven no sólo a la mejora de producción local de alimentos sino también al incremento de ingresos a través de la generación de capacidades para la construcción de una economía social y solidaria.
Como una apuesta por contribuir a superar estas condiciones de marginalidad de población rural y peri-urbana, COMPARTE, sobre el principio del “Bien Universal”, trabaja por escalonar experiencias económico-productivas en diversas regiones de América Latina para la generación de ingresos, la mejora de las condiciones de seguridad y soberanía alimentaria y la conservación de los patrimonios naturales en un ambiente de participación, con principios de inclusión de género y generacional, y partiendo de visiones colectivas desde lo local.